martes, 22 de abril de 2008

MELODÍA NÚM. 13



Tema: First Day of my Life.
Intérprete: Bright Eyes.
Comentario: esta fue la canción con la que conocí a Bright Eyes, y desde entonces soy un incondicional de esta banda de Nebraska. El video recoge las impresiones de gente corriente al escuchar la canción. Siempre me ha parecido tremendamente emotivo.

El alma del grupo es Conor Oberst, un cantautor veinteañero con una sensibilidad musical fuera de lo común, que se mueve con pasmosa soltura entre el folk más depurado y unas letras empapadas de crítica social y una sutil reflexión filosófica.

Tiene temas aparentemente simples, como este First Day of my Life, con otros rotundos y emocionantes, como When the President Talks to God (que fue el tema principal de una campaña demócrata contra George W. Bush).

Mencanta!!
Besosssssssss

martes, 8 de abril de 2008

MELODÍA NÚM. 12



Tema: Chasing Pavements.
Intérprete: Adele.
Comentario: caminar por las calles de Madrid (“persiguiendo aceras”) puede ser toda una experiencia, sobre todo si suenan en tus oídos melodías tan completas como esta, cantadas con la sensibilidad que derrocha la voz de la jovencísima Adele.

En ocasiones me gusta esconderme tras las gafas de sol, bien para que nadie se percate de ese tipo de emociones que solo se reflejan en la retina, bien para sentirme un poco atractivo cuando mi ego flaquea. Sin embargo, hay otros días en los que ponerse las gafas de sol es un atentado contra la nitidez. Cuando el día es especialmente soleado y limpio, cuando las cosas parece que brillan con un esplendor especial, siento que el filtro ahumado de las Ray-Ban no es más que un obstáculo que impide apreciar los matices de lo que oficialmente se denomina Un Gran Día, Un Día Bonito.

Así que, aún a riesgo de resultar deslumbrado en ciertos momentos, aquella tarde decidí enseñar al mundo mis ojos vulgares. Para que se pudiera ver sin barreras el fondo de mi alma y para que saliera al exterior toda la alegría de mi corazón. Doblé la esquina y enfilé la calle que me llevaría hasta él. Retiro. Puerta de Alcalá. Cibeles. Gran Vía.
Madrid resplandeciente.

El sol me calentaba el lado izquierdo de la cara mientras caminaba con paso firme y algo apresurado, adelantando a los paseantes más relajados. (Andar despacio cansa más que andar deprisa.) Con el cambio de hora las ocho de la tarde eran aún muy luminosas aunque, a lo lejos, los tejados de los edificios más altos ya empezaban a destellar con el leve fulgor anaranjado del ocaso.

Me detuve ante un semáforo que así me lo ordenaba y comprobé que la mayoría de los almendros comenzaban a florecer. Con ellos, la arquitectura urbana quedaba sutilmente impregnada de un cierto halo de poesía visual japonesa. Continué mi rumbo, deleitándome con la temperatura cálida de aquella tarde de sábado, observando las caras que se cruzaban en mi camino y respirando la cercanía cómplice de otras vidas anónimas.

Pasear es como recibir un profundo abrazo.

Cuando llevo días sin verle, hay sutiles matices de su cara que no recuerdo y que al reencontrarme con él me sorprenden y me emocionan como el primer día. Me sonríe entre la gente cuando me ve acercarme. Nos abrazamos. Nos besamos, y vuelve a mí con toda intensidad el sabor de sus labios.

El sabor de un dulce helado de vainilla.
Muaaaaaaa

miércoles, 2 de abril de 2008

MELODÍA NÚM. 11



Tema: Dakota.
Intérprete: Stereophonics.
Comentario: ¿quién no ha querido alguna vez ser el protagonista de una road movie?

Uno de mis sueños recurrentes es aquel en el que amanezco, una soleada mañana de junio, en un motel de carretera en algún punto indefinido del Medio-Oeste de los EE.UU.

Suena la radio en la habitación de al lado y huele a cerveza y a huevos revueltos. Me lavo la cara, me pongo unos vaqueros y una camiseta, y me subo a un Mustang rojo descapotable.

Entonces empiezo a conducir, sin más, por las carreteras implacablemente rectas de la Ruta 66, con el mismísimo horizonte como único destino.

Y Dakota sería una de las muchas canciones que me acompañarían en ese viaje.

...“make me feel i’m the one”...

El Mustang desplazándose decidido por las secas planicies de la América más profunda, sureña y rancia.

Moteles, gasolineras destartaladas, bares de carretera, carteles luminosos, envoltorios de comida preparada y autostopistas en la cuneta.

El sol brillando sobre el capó.

Casi no hace falta sostener el volante, tan solo rozarlo. Y la música retumbando contra mis pensamientos hasta anularlos, hasta hacerme sentir totalmente libre.

Mientras, el viento me enmaraña definitivamente el pelo. Y solo puedo subir el volumen y pisar el acelerador, tratando de ganarle la carrera al día.


Muaaaaaaaaaaaaaa